A raíz de lo que comentábamos en el tema dedicado a
Algún 1:64 de JC_Kas, y para no distorsinar el contenido de ese tema, comparto aquí mi opinión acerca de lo que comentábamos, esperando sea de vuestro interés y suscite un debate más profundo con absoluto respeto a todos los puntos de vista.
Permitidme empezar diciendo que estoy completamente de acuerdo con lo que comenta
@SUKI43, pero yo pretendo ir algo más allá; somos muchos los que hemos dicho algunas veces (como también manifestabas tú,
@SUKI43, en el tema de origen) que ya de pequeños no nos llamaba la atención esas reproducciones poco realistas o directamente inventadas.
Para mí, ya de pequeño, era importante mantener las proporciones igual que en la realidad. No comprendía que el Magirus de Guisval fuera igual que un R-12 por ejemplo. O iba como loco buscando en las cajas la escala de la miniatura y a menudo no la encontraba.
Donde yo quiero ir es al hecho que las estrategias comerciales desde siempre se han posicionado por delante de la fidelidad de los modelos; podemos hablar de reaprovechamiento de moldes para hacerlos más atractivos y estimular su compra por parte del cliente pero con un limitado interés en el proceso de documentación adecuado o en el asesoramiento más profesional en las características de los vehículos. En el caso de la miniatura que nos ocupa, de ser un molde nuevo no habría costado nada ampliar por la parte baja la cabina para representar la CP75 y de modificar uno existente para incorporar el sistema de basculación tampoco, aunque fuera destinado a los niños. Niños que hemos crecido convencidos que unos modelos eran como en realidad no lo eran y, a mi parecer, con algo más importante, con la conciencia colectiva que no pasa nada por hacer las cosas mal o improvisadas. Es desde pequeños que se aprenden estos hábitos y maneras de hacer y se crea una cultura o consciencia de las cosas bien hechas.
En muchos casos, no sé si este, la estrategia se limitaba a vender más productos que la competencia. Si Mira saca una versión del Pegaso cabina cuadrada con cabina abatible, los demás también tenían que hacerlo para no perder cuota de mercado. Ese era el momento de documentarse adecuadamente y reproducir con cabina abatible un modelo que realmente fuera cabina abatible, que es la fase a la cual hace falta destinar menos recursos, que se soluciona con una llamada o una reunión. En lugar de eso, se iba a lo más rápido: echar mano de los moldes disponibles o de los modelos más accesibles, todo ello con cierta improvisación, como en la actualidad.
Bueno, será porque a mí siempre me ha gustado el realismo y la fidelidad a la realidad, a pesar de estar hablando de juguetes; unos juguetes que son el origen de nuestra afición y que, si lo pensamos, han formado parte de nuestras vidas de manera tan intensa.
Y estoy de acuerdo en el calificativo de "maestros jugueteros" pero los maestros también cometes errores, como en la actualidad, y es justo no ignorarlos, no olvidando no obstante los años que separan unas reproducciones de otras. Las personas, de por sí, tendemos a idealizar lo pasado y a criticar con mayor facilidad lo reciente y creo que debemos ser más ecuánimes y poder criticar errores del pasado y ser más indulgentes con los errores del presente, pues el hecho es el mismo: empresas que quieren rentabilizar su producción aunque sea en detrimento de la fidelidad, hablemos de Guisval, Picsán, Guiloy o Altaya o Salvat, a quien tanto les exigimos y de los que tan pocas veces valoramos su esfuerzo.
Así pues, gracias a todos los fabricantes de artículos de automodelismo que han formado parte de nuestro pasado. Pero creo que es justo también dar las gracias a los fabricantes actuales que con mayor o menor acierto nos permiten de disponer en nuestras estanterías de modelos de gran calidad y variedad, a menudo totalmente fieles al vehículo real y en otros casos con una configuración que podría haber sido muy posible que hubiera existido a pesar de no disponer de ninguna fotografía que lo corrobore.
Y es que no hace tanto tiempo que teníamos colecciones en las que menos del 15% del total de entregas eran españolas y si teníamos en cuenta únicamente las que no se repetían y eran reales o posiblemente reales (no españolizadas o ficticias) el porcentaje bajaba del 10% o en cuanto a repetición de modelos índices de repetición del 35% del total de las cabinas del coleccionable o del 65% de las cajas o semirremolques.