Verás, compañero del metal (o del die-cast), no quiero entrar en una discusión bizantina sobre este tema, entre otras cosas porque ya es demasiado tarde. La estupidez ya se ha cometido. No es un reproche a nadie en concreto, es una realidad.
Deduzco que la mayoría estáis en una gran ciudad, o sus alrededores, y para evitar aglomeraciones a algunos os han mandado para casa. Aunque no a todos, eso sería materialmente imposible. Unos cuantos, bastantes, serán despedidos temporalmente, algunos quizás para siempre. Es la excusa perfecta para muchas empresas como la Ford, la Nissan y la Seat, para largarse de este país y trasladarse al sudeste asiático. Lo llevan persiguiendo desde hace décadas. Las subvenciones del estado y de sus autonomías para que no se fueran ya no les retienen. Cuando pasan estas cosas, los ricos se vuelven más ricos, y los pobres nos volvemos más pobres.
Pero en cuanto a esas medidas de trabajar desde casa, que está bien, fuera de vuestro ámbito no funciona. Aquí, por ejemplo, en un pequeño pueblo del norte de Palencia como es mi caso, donde cristo perdió el mechero, esa consigna no se respeta por parte de nadie, y se sigue haciendo más o menos vida normal. Los de la Banca, todos y todas vienen de capitales como Santander, Palencia, León o Burgos a trabajar. Se meten cada día más de 100 kms de ida y otros tantos de vuelta. Y no viven en pueblos. A los que hay que sumar los que estos días han venido de Madrid, Bilbao o Valladolid y las susodichas ciudades a dejar a sus mayores o hijos en estos pueblos, pensando que aquí no les alcanzaría el virus y también porque no les pueden atender, porque su colegio o su residencia han echado la persiana.
Ésto ya está lleno de abuelos y abuelas. En cualquier pueblo de por aquí (y supongo que de cualquier provincia del norte), de menos de cien habitantes, puedes sumar fácilmente mil años con sólo reunir a los quintos. No quiero ni pensar en lo que puede suceder si empieza ese virus a actuar...
La mayoría de los grandes empresarios, y especialmente los de la banca, han cometido una grave imprudencia, y los políticos, sin sacar la lengua del trasero del patrón, han gritado sí a los deseos de éstos, pensando como siempre, en su bolsillo primero, y en la maldita economía después, en lugar de pensar en las personas.
Veremos cuánto va a durar ésto... ...ojalá me equivoque en mis pronósticos.